domingo, 9 de septiembre de 2012

La Redención a Través del Trail Running: Timothy Olson




Os dejo con una artículo basado en una entrevista a fondo realizada al ganador de la Western States 2012 Timothy Olson por la revista iRunfar y traducida por la revista Desnivel.

14 horas, 46 minutos y 44 segundos. Esas tres cifras estarán para siempre en la memoria de Timothy Olson, y es que con este tiempo se convirtió en el ganador de la Western States 100; además, este tiempo será, al menos durante un año, la mejor marca de la historia en la prueba más prestigiosa de los Estados Unidos. Todo un logro para este ultrarunner, sobre todo si tenemos en cuenta la historia que Olson lleva a sus espaldas, en la que se entremezclan las drogas y un paso por la cárcel.

Con apenas 28 años, Olson ha conseguido grandes cosas en el trail running norteamericano, pero su historia comienza hace unos años, en su época del instituto, cuando “entré en una época confusa de mi vida, en la que luchaba entre quién era, quién quería ser y simplemente el quererse a uno mismo. Empecé a experimentar con el alcohol y las drogas, intentando encajar, aunque siendo alguien muy tímido e inseguro”

“Era bastante fácil para mí disfrutar ese nuevo yo en el que me convertí en un adicto al alcohol y otras drogas que me ayudaban a conseguir no preocuparme por lo que los demás pensaran de mí. Esa falsa confianza me llevó a tomar muchas pobres decisiones que destrozaron mi cuerpo y me hicieron acabar en la cárcel por posesión de drogas hace unos diez años” continúa Olson.



“Incluso tras mi paso por la cárcel, no pude dejar mis adicciones. Los siguientes años seguía torturando mi cuerpo, lo que me hizo perder muchas actividades valiosas así como perder valiosas amistades. Dejé la universidad y odiaba en quién me había convertido. Vivía en un estado de depresión continua. Sabía que tenía que cambiar, pero ¿cómo?".

“Tras años de estar en libertad condicional, en los que se te recuerda continuamente tu pasado criminal, simplemente quería que mi vida acabase. Recuerdo especialmente un momento en la ducha, intentando recobrar la sobriedad y sin parar de llorar histéricamente. Luchaba una batalla interna entre mis deseos de morir y algo que había muy dentro de mí que no quería rendirse. Sentía que tenía que demostrarle al mundo y a mí mismo que estábamos equivocados, así que tuve ese momento de despertar y dejar de ser débil y comenzar a vivir”.

Entonces fue cuando correr entró en la vida de Olson; “correr fue mi salvavidas. Primero corrí para dexintoxicarme, luego para olvidar y luego para encontrar paz. Corrí porque era lo único que podía hacer, lo único que me curaba. No cambié del día a la noche, pero tras lograr la sobriedad, corría a diario, campo a través o en la pista de mi antiguo instituto”.

Esa época entrenando en el instituto supuso un gran cambio en la vida de Timothy; “empecé a entrenar a algunos chicos, haciendo que correr fuera divertido para ellos. Fue una gran bendición para mí. Luego comencé a correr por los campos de trigo, algo que era liberador, mucho más que ir andando por las calles pasado de ácido. Acabé graduándome en la universidad”.

Su siguiente punto de inflexión fue un viaje a la zona oeste de Estados Unidos; “fui con mi perro. Disfruté mucho en los caminos al llegar a Colorado, durmiendo bajo las estrellas en lugares como el gran cañon del Colorado. Aún no conocía el Trail Running, pero sabía que estos paisajes eran en los que yo quería vivir”.

“Tras este viaje en el que me di cuenta de la conexión entre mi alma y la naturaleza, conocí a mi esposa. Ella y su padre ya disfrutaban de correr y acabé mi primer maratón con mi suegro. Correr se convirtió en un estilo de vida que celebramos cada día”.

Tras su segunda plaza en la Lake Sonoma 50, le preguntaron sobre su repentino éxito en el ultrarunning, a lo que respondió que “tras verme en lugares oscuros y de destruir mi cuerpo, salir de aquello supuso encontrar una nueva fuerza dentro de mí que me hace tener un espíritu más fuerte, sin miedo y que no se rinde. Doy lo mejor de mí cada día y mi esperanza es inspirar y dar alegría a todo aquel que conozco”.

“Todos tenemos un pasado y la hemos cagado una o más veces. Puedes dejar que esos momentos te paralicen, te rindas y dejes de vivir, o puedes renacer, esforzarte por vivir cada día profundamente, feliz y en paz. He aprendido que nuestra mente y nuestros corazones son tan fuertes como nuestras piernas. Cree en ti, en el amor, en lo imposible, nunca te rindas y lo próximo que hagas quizá sea correr una carrera de 100 millas”.

Fuente: Desnivel.

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